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En este podcast 12 vamos a hablar sobre las etiquetas, no las que le colocamos a un post o podcast sino las etiquetas que nos asignamos a nosotros mismos o nos asignan otras personas.


Etiquetarte a ti mismo es una acción que puede traer resultados muy negativos; lo que hoy parece una simple e inocente etiqueta puede limitar grandes oportunidades de crecimiento y satisfacción más adelante en tu vida.

Por ejemplo, imagina una persona que durante sus años de escuela siempre sacó malas calificaciones en los exámenes de la materia ingles, sin importar cuanto se esforzó en estudiar para salir mejor, esa persona, cansada y frustrada, en algún momento decidió rendirse y exclamar: el inglés no es para mí. Ahora, muchos años después, a la misma persona se le presenta una excelente oferta de estudio o trabajo donde le exigen que aprenda o mejore su nivel de inglés. Pero antes de que la persona pueda siquiera analizar de manera racional los pros y contras de dicha oferta y que opciones, de haber alguna, podría seguir para superar la limitación del idioma, se dispara la siguiente alarma:

“El inglés no es para ti” o “Recuerda que no eres bueno para el inglés”.

Entonces la persona decide simplemente rechazar la oferta.

Ahora yo no sé si realmente hay personas que sean buenas o malas de forma innata para un idioma, pero sí se que todos atravesamos por circunstancias difíciles o que nos distraen en alguna etapa de nuestras vidas. Quizás cuando estaba en la escuela los padres de esta persona imaginaria se estaban divorciando y era una etapa difícil nada ideal para estudiar, quizás el profesor de inglés de esa persona imaginaria no hablaba tan bien el inglés o no era bueno explicando o tenía mal aliento, o las clases eran a la 1 de la tarde luego de la hora de almuerzo y en una aula muy calurosa. En serio, las circunstancias que llevaron a nuestro amigo imaginario a decidir que no era bueno para el inglés podrían incluso no haber tenido nada que ver con el idioma en sí; pero en el momento que dicha persona se colocó esa etiqueta a sí mismo pasó de una situación circunstancial, temporal, fuera de su alcance a algo personal, intrínseco, como una nueva parte, negativa, dentro de esa persona.

Y puesto que así lo ha decidido, la próxima vez que esté en frente de una situación similar aunque ya las circunstancias que lo hicieron llegar a la conclusión de que no era bueno para esto o lo otro hayan desaparecido, la etiqueta seguirá allí y, de hecho, seguirá alimentándola y haciéndola crecer dentro de sí mismo en vez de cambiar de opinión.

Porque por alguna razón, quizás porque es lo más sencillo y fácil de hacer, una vez que tomamos una decisión, como la de atribuirnos una característica personal, lejos de replantearnos dicha decisión solo buscaremos reforzarla a lo largo de nuestras vidas.

Solo para demostrar que “teníamos la razón”, sea esto cierto o falso nos vamos a aferrar a ello; aunque admitir que nos equivocamos en nuestro juicio sea el punto de partida para mejorar y crecer.

De lo contrario, siguiendo con el ejemplo, ya no serán solamente esos años difíciles de escuela los que llevaron a nuestra persona imaginaria a asumir que no era buena para el inglés, también será esa oportunidad perdida de manera “injusta”  la que se va a sumir a la lista y poco faltará para que ya no solamente culpe a su (errónea creencia de tener una) falta de habilidad en el idioma sino al idioma como tal o hasta al país donde hablan dicho idioma por el hecho de no poder tener mejores oportunidades.

Lamentablemente, muchas veces ni siquiera somos nosotros quien decidimos ponernos una etiqueta -errónea, temporal, circunstancial- sino las personas a nuestro alrededor, incluso muchas veces aquellas a quienes más queremos, apreciamos y respetamos, aquellas que son nuestro modelo a seguir, por ejemplo nuestros familiares cercanos, amigos, profesores, hasta nuestra propia pareja quienes deciden etiquetarnos, resulta aún más insidioso cuando son muchas personas quienes nos dan la misma etiqueta, como si hubieran decidido ponerse de acuerdo. Pero recuerda, así como para ti es más fácil mantener la misma idea que tenías antes, en vez de revaluar toda una situación y decidir de nuevo, a las personas a tu alrededor también les resulta más fácil mantener el mismo paradigma sobre ti u otros temas en vez de darle una segunda o tercer oportunidad, un segundo o tercer análisis.

Así como una persona que luego de meses de dieta y ejercicio logra tener una figura atlética pero aún todos llaman “gordo”, puede que aunque ahora seas bilingüe, todos te recuerden por tus bajas calificaciones en inglés hace 20 años.

Pero… Lo que quiero transmitirte en este podcast es que nosotros no somos como un post de WordPress que una vez que lo escribimos y le asignamos una categoría y unas etiquetas probablemente se quede así para siempre, nosotros somos seres muy complejos que constantemente estamos evolucionando y también estamos en un ambiente muy complejo que constantemente cambia. Si te cuesta aprender algo hoy siempre puedes intentar mañana, aprender un idioma o desarrollar una habilidad que valga la pena, como por ejemplo programar, no es una tarea sencilla y es algo que toma mucho tiempo y esfuerzo.

Además la mente es muy poderosa y así como el efecto placebo, llevarte a creer que eres o no eres algo va a tener una influencia muy grande en las decisiones que tomes y en los resultados que logres más adelante, así que, ten mucho cuidado antes de etiquetarte o de aceptar una etiqueta impuesta por alguien más y no temas revaluar una situación sobretodo si ha pasado mucho tiempo o han cambiado muchas cosas a tu alrededor.

Lo anterior también aplica para las etiquetas positivas. Sí, en serio. Porque por ejemplo si alguien te dice que tienes mucho talento para el inglés y luego resulta que te está costando un poco más de lo esperado aprender o mejorar en el idioma, tu frustración pasará a un nivel personal; al no cumplir la expectativa que tenían de ti sentirás que quizás no tenías ningún talento en primer lugar y lo que parecía una inocente etiqueta positiva puede convertirse en una muy negativa: quizás simplemente no eras bueno para X o Y.

Por ello resulta muchísimo mejor, sobretodo si tienes niños, aplaudir por el esfuerzo en vez de colocar una característica (sea inteligencia u otra). De hecho leí sobre un estudio donde decirle a un niño que es inteligente es contraproducente y baja su rendimiento, porque el niño a partir de ese punto se preocupará más en buscar maneras de probar que realmente es inteligente, así eso involucre hacer trampa o completar tareas sencillas, versus buscar maneras de probar que realmente puede ponerle empeño a realizar una tarea, aprender algo nuevo o mejorar en cierta área.

Es por esto, imagino, que herramientas como Duolingo, constantemente te enseñan frases como “Buen trabajo”, “Sigue intentándolo”, “Equivocarte es parte del aprendizaje”, “El esfuerzo tiene su recompensa” en vez de decirte que “Tienes mucho talento”, “Eres muy inteligente” o “Eres muy torpe”.

De todas maneras también ten en cuenta que si tienes una virtud o un defecto, si hay algo que te encanta o detestas hoy en día, no quiere decir que será así para siempre, nosotros somos como una cebolla con muchas capas que vamos descubriendo a lo largo de nuestras vidas si tan solo permitimos el cambio y dejamos nuestro ego y juicios a un lado.

En conclusión es muy importante que tengas cuidado con las etiquetas y las ideas que te pongas sobre ti mismo, como dice el adagio:

Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto.

Este fue el podcast 12 de Styde.net. Gracias por leerlo ¿Hay alguna característica de tu personalidad que creías única e inmutable, pero ha cambiado con el tiempo? Por favor, cuéntanos en los comentarios.

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