Hace unos años, me dediqué a enseñar ajedrez de competencia a un niño muy talentoso. El principal obstáculo que encontré como profesor fue que, siendo él un niño, naturalmente se dejaba llevar mucho por sus emociones: si comenzaba a tomar ventaja en una partida, se emocionaba demasiado y la emoción lo llevaba a cometer errores, si por el contrario, regalaba una pieza o iba en desventaja, se deprimía y cometía aún más errores.

Un día se me ocurrió preguntarle porqué las computadoras jugaban tan bien ajedrez, y ante su expresión atónita, le expliqué que las computadoras no gastaban muchas energías pensando si iban ganando o perdiendo, por el contrario, sólo se concentraban en hacer la mejor jugada posible cada vez.

Incluso si una computadora ha analizado todo una línea, y el jugador responde con una jugada (buena o mala) que saca al computador de dicha línea, ésta simplemente hace un borrón y cuenta nueva y busca la mejor jugada para la nueva línea, y así sucesivamente.

Los grandes maestros del ajedrez también aplican el mismo principio, intentan concentrarse únicamente en hacer el mejor movimiento en cada turno.

¿Por qué te cuento esto?

Hace mucho tiempo en Internet empezó a generarse casi una oda al fracaso, de pronto el fracaso pasó a ser algo bueno ¿? Todos te decían que tenías que fracasar ¿? Como si de algo bueno se tratase…

¿Qué?

Finalmente, Jason Fried (37 Signals, Basecamp) se atrevió a decir que el fracaso está sobrevalorado, indicando que emprendedores que tienen éxito en sus primeras empresas, tienen más probabilidades de tener éxito una segunda o tercera vez, mientras que aquellos que fracasan la primera vez, no aumentan (ni disminuyen) sus posibilidades de tener éxito en un segundo intento.

Por ello, no tiene sentido emprender algo apostando al fracaso.

En palabras de Cortazar en Rayuela:

Sin fe no ocurre nada de lo que debería ocurrir, y con fe casi siempre tampoco”

Sí, creer en ti tampoco te va a llevar sobre seguro, el éxito depende de trabajo duro, perseverancia, a veces de un poco de suerte, pero comienza con la bandera del fracaso por delante y vas a fracasar. Tu mente va a buscar maneras de hacerte fracasar y darte la razón. Así funciona nuestra mente.

Pero hoy quiero ir incluso un poco más allá: pasar todo el día pensando de qué color va a ser tu nuevo Lamborghini cuando tu compañía genere millones de dólares, o qué servidor vas a contratar para recibir 10 millones de visitas por minuto, tampoco te va a llevar muy lejos.

¿Ya entiendes el ejemplo del ajedrez al principio del post? Pensar en el fracaso te deprime, pensar en el éxito te distrae, y así como existe el miedo al fracaso, yo creo que también existe el miedo al éxito, vamos, ¿No es abrumador pensar qué vas a hacer con todos esos millones de dólares?

Si tienes la autoestima muy baja, difícilmente vas a querer emprender nada, si la tienes muy alta, no vas a tener la humildad necesaria para darte cuenta de tus debilidades y errores y corregirlos.

Pensar que mañana nadie se va a suscribir a mi sitio, o por el contrario tendré miles de suscripciones al día, me paraliza, me alejan de mi meta inmediata: hacer la mejor línea de código, grabar el mejor video, escribir el mejor artículo, publicar el mejor tweet.

Imitando a las computadoras o a los grandes maestros cuando juegan ajedrez, cada día y cada hora, trato de concentrarme en llevar a cabo una actividad y hacerla lo mejor que puedo, en resolver los problemas inmediatos y no dejar que emociones positivas o negativas me distraigan o depriman.

Si mañana nadie se suscribe al sitio tendré tiempo de buscar otro trabajo y enseñar en mis ratos libres, si mañana cientos de usuarios comienzan a suscribirse cada día, tendré tiempo de contratar otro servidor y hacer ajustes, pero en este momento lo más importante para mí no es conseguir otro trabajo ni otro servidor, sino intentar terminar este post de la mejor forma posible, tal vez con alguna frase o pregunta que quede en tu mente… y tú,

¿Qué es lo mejor que puedes hacer ahora mismo para alcanzar la meta que persigues?

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